sábado, 11 de julio de 2015

Permacultura, regenerando el ecosistema

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¿Qué es la permacultura?
La permacultura procede de la contracción de las palabras permanente y cultura (o agricultura)
Es un sistema integral de principios y técnicas para conseguir hábitats “permanentes”, es decir, perdurables en el tiempo.

El fin último de la permacultura es el conseguir la sostenibilidad real, en el sentido mas puro de la palabra, de las sociedades humanas. Esto solo puede lograrse con la plena integración de las personas con el medio natural.
¿En qué se basa?
La permacultura plantea el hábitat como un todo, fundiendo en armonía los usos humanos del ecosistema con su desarrollo natural. Se fundamenta en satisfacer nuestras necesidades sin sobrepasar las tasas de regeneración de la naturaleza, pudiendo hacer usos de ella por tiempo ilimitado.
Sus ejes centrales son la producción de alimentos, el abastecimiento de recursos, la generación de energía y la organización social.
Combina técnicas ancestrales sin renunciar a la tecnología moderna, siempre buscando la convivencia perfecta entre el ser humano y su entorno.
Beneficios de la permacultura
La permacultura plantea solución a muchos de los problemas que asolan a la humanidad hoy en día, ya que incide en la alimentación, los bienes materiales y la energía. La mala gestión de los mismos produce hambrunas, y guerras por recursos tan conocidos como el petróleo o el agua.
Además ofrece solución a los problemas de contaminación y residuos, que son otros de los grandes problemas a los que nos enfrentamos.
La permacultura en la agricultura
La permacultura queda, a veces, contemplada de forma errónea como un sistema puramente agrario, lo cual es totalmente contrario a su vocación holística. Pese a ello, no debemos olvidar que la primera necesidad básica del ser humano es la de la alimentación, por lo que se le concede una importancia fundamental.
Utiliza técnicas de agricultura ecológica pero cuidando al extremo el intentar abastecerse con recursos propios o cercanos para cerrar así el balance de materias y energías.
Por tanto el permacultor fertiliza con compost de los restos vegetales generados o la siembra de coberturas para abonos verde.
¿Y qué ocurre con las plagas?
El control de plagas, teóricamente, no debería de ser necesario en un ecosistema sano y maduro, pero siempre partimos de uno desequilibrado por lo que se usan ciertas técnicas.
Básicamente se intenta en fomentar que la planta esté sana, para que sea resistente a las plagas que pudieran aparecer. También se busca la diversidad, creando hábitats atrayentes para los depredadores naturales de las plagas.
Para ello, en permacultura se plantan diferentes variedades vegetales y a la vez se crean espacios diversos (rocallas, estanques…) aumentando enormemente la biodiversidad.
En todo ello resulta clave el conocer a nuestras plagas y sus ciclos de vida, haciendo más eficiente su control.
En ultimo caso, también podrían usarse insecticidas orgánicos, pero esto podría traer nuevos desequilibrios al sistema, que es lo que se pretende evitar.

Conclusión
La permacultura pretende ofrecer una solución integral para los problemas de las comunidades humanas. Para ello requiere un cambio en la mentalidad de las sociedades y ciertas modificaciones en el estilo de vida. Estos cambios, junto con el desconocimiento de la misma existencia de la permacultura, lo convierten en un sistema muy minoritario en la actualidad.
Sin embargo ya hay muchas comunidades de permacultura, funcionando con éxito, por lo que puedes  experimentarlo por ti mismo y tal vez cambiar radicalmente tu filosofía de vida.
En buenas manos
    

  

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