Introduccion al libro del mismo nombre.
Por Frank Diaz, gracias Frank
En verdad,
con él se inició; en verdad, de él proviene la Toltequidad, el saber: de la
Serpiente Emplumada. (Códice Matritense 144 r)
Ketsalkoatl fue una entidad cósmica reverenciada en toda la
América indígena. Se le pintaba como una serpiente con plumas, ya que el reptil
simbolizaba el cuerpo físico con sus apegos y pasiones, mientras que las plumas
eran un símbolo de la iluminación interior. Por lo tanto, su nombre contenía
una enseñanza, una propuesta de integración de nuestra dualidad esencial.
Pero
Ketsalkoatl fue también una persona de carne y hueso. Sus sucesivos
advenimientos, ocurridos cada aproximadamente 1040 años[1],
provocaron el auge de grandes culturas, desde los olmecas hasta los aztecas.
Debido a su facultad de mediar entre los hombres y la divinidad, sus mensajeros
recibieron el título honorífico de Nawalli, el
que se desdobla, equivalente del Mesías judío, el Cristo de los cristianos,
el Mazdhi musulmán y el Avatar de los hindúes[2].
Según la tradición, el último avatar tolteca nació en
Amatlan de Ketsalkoatl, un pequeño pueblo del actual Estado de Morelos, el 10
de Mayo del 947 después de Cristo, y recibió el nombre calendárico de Se Akatl
Topiltsin, nuestro señor uno caña.
Siendo el cuarto profeta del linaje de las serpientes emplumadas, también fue
conocido como Nakshitl, cuarto paso.
Como es común en todas las tradiciones mesiánicas de la
tierra, la leyenda afirmaba que Se Akatl fue producto de una concepción
inmaculada, inducida en la virgen Chimalma por el espíritu divino, que se
materializó en una Chalchiwitl, turquesa.
He aquí como lo describe un antiguo catecismo maya:
“¿Quién es
aquel que ha entrado en la casa de Dios (la tierra)?” “Oh padre, es el mediador
divino, así llamado”4. “¿En qué día penetró en el vientre de la
virgen?” “Oh padre, el día Paso Cuatro entró en su vientre”. (Chilam
Balam, Libro de los Enigmas)
El nacimiento de Se Akatl provocó la muerte de su madre.
Debido a ello, el niño fue criado por sus abuelos hasta los trece años, cuando
entró a estudiar en el colegio sacerdotal de Xochicalco, donde se impartían los
conocimientos sagrados. Durante su estancia allí, se destacó por practicar
austeridades y por su participación en diversas batallas por la unificación del
reino, que le ganaron el sobrenombre de Oselotl, ocelote. En el año 976 de la era cristiana, sus conciudadanos lo
eligieron como rey.
El gobierno de Se Akatl fue un período de gran esplendor.
Por entonces se engrandecieron las ciudades de Tula y Chichén Itzá, se trajeron
orfebres desde tierras lejanas, se refinaron las artes y se reformó el
calendario. Sin embargo, fue un reinado efímero.
Cuenta la leyenda que, un día del año Cinco Casa,
equivalente al 977 después de Cristo, el joven rey fue visitado por unos peregrinos
que le iniciaron en los secretos del hongo alucinante. Trastornado por las
revelaciones que recibiera como producto de tal experiencia, Se Akatl abandonó
su trono y se fue por el mundo buscando respuesta para una pregunta
trascendental, que quedó recogida en el siguiente poema azteca:
¿Adónde iré
que la muerte no exista? ¡Cosa difícil nos ha impuesto el Creador del hombre! (Romances de
los Señores de la nueva España)
En el año 982 llegó a la tierra de los mayas, donde residió
por algún tiempo en la ciudad de Tihó (actual Mérida). Un cántico recuerda su
paso:
He venido
yo, extranjero, semejante a un ciervo – aquel ciervo que nos profetizaron
nuestros antepasados. Soy desdichado, pues por un momento se me ha escondido el
Dador de Vida. Pero sé que regreso a Su casa. (Cantares
Mexicanos, Canto de Primavera)
Poco después, el príncipe peregrino regresó a la zona del
Valle de México, donde le concedieron asilo en la ciudad de Cholula. Allí se
dedicó al trabajo pedagógico hasta su desaparición. Según las crónicas,
Llegó a esta tierra y empezó a
juntar discípulos, y hacían milagros.
La enseñanza de Ketsalkoatl es muy sencilla y quedó recogida
en el siguiente fragmento, especie de “confesión” de la fe tolteca:
El sacerdote
de su dios les decía: “Dios es Uno. Serpiente Emplumada es Su nombre. Nada
pide. Sólo serpientes, mariposas (cuerpo y alma), eso le ofreceréis”. (Diego
Durán, Historia de las Indias)
Esta creencia básica estaba complementada con tres
principios prácticos que regían la vida cotidiana de los devotos:
Hijos, notad
el resumen de mis palabras y ponedlo en vuestro corazón. Sólo os quiero
encomendar que cultivéis el amor a Dios, que tengáis paz con todos los hombres
y que no perdáis el tiempo. Basta con esto, que era mi deber. Cualquiera de
vosotros que hiciere estas cosas, allegará el bien para sí y conquistará la
vida. (Sahagún, Suma Indiana)
También se atribuye a Se Akatl una serie de instituciones de
carácter civil y religioso, tales como la división del territorio mexicano en
cuatro distritos, la fundación de un linaje de sucesores que llevaron el título
de Ketsalkoatl y el nombramiento de la ciudad de Cholula como capital de la
Toltequidad y zona franca para la concertación de tratados.
En cierto momento, una visión divina le obligó a dirigir sus
pasos hacia la costa de Veracruz. Allí subió a una pirámide de leños, se
incendió a sí mismo con un fuego interior y se convirtió en un ser espiritual.
He aquí como quedó descrita su ascensión:
Cuando
ardió, al punto se alzó su corazón de entre las cenizas, y vinieron a verlo
todas las aves hermosas que remontan el cielo. Su corazón ascendió, refulgente
como un jade, y entró en el cielo. Y dicen los viejos que se convirtió en la
estrella que sale al alba. (Anales de Cuauhtitlan)
El catecismo maya que acabo de citar, afirma que esta
transmutación fue total, como corresponde a un individuo que logró trascender
por completo las ataduras del plano material:
“¿En qué día
murió el divino Mediador?” “En (el día) Uno Muerte entró a su sepultura”.
“Pero, ¿qué fue lo que (en realidad) entró a su sepultura?” “Oh padre, sólo su
caja entró a su sepultura”. “¿Y qué penetró en el seno (del cielo)?” “Oh padre,
la piedra roja (de su corazón)”.
Según el cronista Diego de Landa, este suceso ocurrió el
último día de la veintena de Xul, equivalente al 12 de Noviembre el año 999,
cuando el Sol pasa por el punto más profundo de la bóveda celeste.
Sin embargo, su partida no fue definitiva, pues,
Al cabo de
cuatro años nos fue devuelto. Nadie lo esperaba, nadie lo reconoció. De la
región del misterio, de la casa del quetzal, del país de la abundancia regresó
Aquel que enriquece al mundo. (Himnos Sacros, Canto de Tlalok)
Después de una breve estancia entre sus seguidores, a los
cuales ordenó que propagasen por el mundo el mensaje tolteca, Se Akatl arrojó
su manta al agua y se fue navegando sobre ella hacia el horizonte oriental.
Pero antes, prometió a sus discípulos que volvería a ellos nuevamente, cuando
se cumpliesen los ciclos. Estos discípulos fueron por todo México y
transmitieron la buena noticia:
He aquí,
Nuestro Señor retorna a su origen, y nosotros nos vamos con él, porque lo
acompañamos a dondequiera que vaya. Se va Aquel que es viento y tinieblas[3],
pero habrá de volver, de nuevo vendrá a visitarnos para concluir su camino en
la tierra. (Códice Matritense)
El triunfo de Se Akatl sobre la muerte se interpretó como un
logro colectivo, una verdadera re-creación del género humano:
Así es, en
verdad: por su sacrificio él inventó a los hombres y nos hizo seres humanos.
Así llegó a ser la Serpiente Emplumada, Doble Precioso, Señor y Señora de toda
dualidad. Así transmitió su aliento y su palabra. (Andrés de
Olmos, Wewetla’tolli)
Esta historia, tan parecida a la de Jesucristo, Krishna,
Buda y otros grandes maestros de la Humanidad, es prueba de la trascendencia
espiritual de las culturas de la América indígena, y constituye una respuesta
contra las acusaciones de inferioridad moral que esgrimieron contra ellas los
invasores europeos, en su afán por justificar las guerras de rapiña.
En tiempos recientes, el propio Papa ha reconocido la misión
divina de Ketsalkoatl al admitir que la Serpiente Emplumada entra por derecho
propio en el reino de los profetas. He aquí sus palabras:
Hace ahora
mil años, en el 999 de nuestra era, el furor de quienes adoraban a un dios
violento diciéndose sus representantes hizo desaparecer a Quetzalcoatl, el rey
profeta de los toltecas, quien se oponía al uso de la fuerza para resolver los
conflictos humanos. Al aproximarse a la muerte, llevaba en sus manos una cruz,
que para él y sus discípulos simbolizaba la coincidencia entre todas las ideas
en búsqueda de la armonía. Había transmitido a su pueblo altas enseñanzas: “El
bien se impondrá siempre sobre el mal, el hombre es el centro de todo lo
creado”. En estas y otras de sus enseñanzas, podemos ver una preparación al
Evangelio. (Discurso pronunciado en la ciudad de México el 25 de Enero
de 1999)
La biografía de Ketsalkoatl se conserva en viejos papeles
redactados por los primeros frailes de la época de la Conquista. La encontré
cuando era un joven estudiante de antropología, allá, en la ciudad de La
Habana. Quedé fascinado por su profundidad y riqueza, y de inmediato comencé a
colectar todo lo que las leyendas decían al respecto. Por último, seleccioné
algunas de las anécdotas relativas a Se Akatl y las reuní en forma de un libro,
que di a conocer entre mis compañeros de estudio hacia finales de los años
80.
En tiempos recientes, tuve la oportunidad de realizar
trabajo de campo en el pueblo de Amatlan de Quetzalcoatl, sitio natal de Se
Akatl, recogiendo la tradición oral de los campesinos morelenses. Ello me
permitió completar la historia, a la que añadí enseñanzas tomadas de unos
textos tradicionales toltecas llamados Wewetla’tolli, antiguas palabras.
Casi todos los documentos que pude consultar estaban
redactados en el español de la Colonia; otros tuve que traducirlos directamente
del nawatl. En todo caso, procuré conservar su sabor arcaico, ya que ello
acentúa el carácter sagrado y simbólico del relato contenido en este
libro.
El “Evangelio de la Serpiente Emplumada” contiene la
biografía mítica del más grande de los profetas del México antiguo. Cada uno de
sus capítulos puede ser corroborado de acuerdo con las fuentes documentales,
excepto algunos fragmentos conectivos en los que inevitablemente me vi forzado
a interpretar los escasos datos que se conservan.
Debo aclarar que muchos de los textos sapienciales aquí
contenidos pertenecen a autores anónimos o tradicionales, sin que necesariamente
hayan sido expresados por Se Akatl de Tula. Sin embargo, representan de un modo
fiel su pensamiento, por lo cual me he atrevido a incluirlos como exponentes
típicos de la Toltequidad. Por razones
didácticas, dividí el libro en cuatro partes, dedicadas respectivamente al
príncipe, el monje errante, el profeta y el mesías de los indoamericanos.
Conocer la historia de la Serpiente Emplumada no sólo es
interesante desde un punto de vista cultural, sino que constituye la mejor vía
para penetrar en el pensamiento de una de las civilizaciones más originales de
la tierra. Además, tanto en los incidentes de su vida como en sus esclarecidas
enseñanzas, se esconden las claves de un sistema de prácticas toltecas,
diseñado para conducir a los seres humanos hacia un camino de libertad y
autorrealización.
Frank Díaz
México D. F., 2002
EN LA BARRANCA
MISHKOATL estableció su campamento en el cerro de Chapultepec, en unas cabañas de ramas que hizo construir. Desde allí dio aviso a los ancianos del pueblo de Michatla’ko a fin de que se le sometieran. 2 Pero los ancianos se dijeron: ¡Ved! Él triunfa gracias a su estandarte, pues es poderosa la piel del venado. ¡Despojémoslo! Para ejecutar su propósito, acordaron enviar a su encuentro a un guerrero capaz de someterlo. 3 Cierta noche, Mishkoatl se puso en camino para espiar en las inmediaciones del pueblo y se ocultó en la barranca llamada Witsnawak, en las espinas. Al amanecer, llegó la joven Chimalma a la barranca para bañarse. Iba ataviada como guerrera, con arco, rodela y flechas, mas, al llegar al agua, dejó caer sus armas y su camisa y quedó desnuda. 4 En ese momento despertó Mishkoatl. Viéndola, tomó sus armas y quiso flecharla. Cuatro veces le disparó, pero la joven era habilidosa y esquivó sus flechas. A la primera, ladeó la cabeza y la flecha no la tocó; la segunda pasó junto a su costado y ella desvió el talle; la tercera que le disparó la tomó con la mano, y la cuarta pasó por entre sus piernas. 19 5 Al ver esto, retrocedió Mishkoatl para buscar más flechas. Pero Chimalma huyó inmediatamente y fue a esconderse en una cueva dentro de la barranca. 6 Regresó el guerrero, la buscó y no la halló, por lo cual se sintió agraviado. Entonces entró en las casas de Michatla’ko y tomó prisioneros a sus moradores. 7 Se dijeron los ancianos del lugar: ¡Entreguemos a la mujer Chimalma! Enviaron luego un mensajero a la caverna donde ella se ocultaba, el cual le dijo: El guerrero Mishkoatl quiere verte, y por tu causa mantiene como rehenes a tus hermanos menores y maltrata a tus hermanas. Te rogamos que vuelvas. Entonces ella regresó. 8 Tomándola el rey, la envió a un templo cercano con órdenes de que no recibiera visitantes ni se le permitiera salir de allí, hasta que él viniese a tomarla por mujer. Y regresando a Michatla’ko, reunió a sus ancianos y les hizo jurar fidelidad al reino tolteca, imponiéndoles un tributo. 9 En cuanto a la piel del venado, viendo que era motivo de rencillas, la hizo quemar. Mientras ardía, estalló varias veces y lanzó esquirlas de piedra de diversos colores. Con el primer estallido brotaron piedras de color azul celeste; al segundo, un pedernal blanco; la tercera vez, esquirlas amarillas y rojas; por último, salió del fuego una piedra negra, como obsidiana. Y
19 Este es un mito astronómico. Mishkoatl representa al Sol y Chimalma a la Luna. Las cuatro flechas son los movimientos de estos astros por los rumbos cardinales. También simboliza la fecundación de la virgen por el espíritu solar.
tomando Mishkoatl el pedernal blanco, lo adoró en memoria de la diosa de aquel lugar, llamada Itspapalotl.20
EL PEZ AGORERO
CHIMALMA solía ir cada mañana una gruta muy hermosa, cercana al templo donde estaba recluida, en cuyo interior había una fuente de aguas puras. Allí hacía sus penitencias y se bañaba. 2 En cierta ocasión, al terminar su baño, observó que en el fondo del agua brillaba una cuenta de jade21. Quiso tomarla, pero se le adelantó un pez22, el cual, asomando su cabeza por entre las aguas, le entregó el objeto. 3 En ese momento, Chimalma oyó una voz que cantaba: ¡Oh, jadecito labrado donde el gran Dios, donde la gran Señora, por los dueños del tiempo cíclico! Has llegado a este mundo desde muy lejos, pobrecillo, fatigado. ¡Nuestro Señor ha arrojado al polvo una piedra preciosa! 4 Maravillada ante esta revelación, la joven tomó la piedra y la guardó, para llevarla, debajo de su lengua. Pero, en tanto regresaba a sus labores, la tragó sin darse cuenta, de lo cual quedó preñada.
EL ORÁCULO
TRANSCURRIDO algún tiempo, comenzaron a notarse los síntomas de su embarazo. Dieron aviso a Mishkoatl, el cual se indignó mucho y dijo: Si fue infamada, merece la muerte. Por lo tanto, decidió consultar a sus adivinos para saber la verdad del asunto. 2 Echaron la suerte los oficiales y el oráculo les dijo cómo había sido embarazada Chimalma, y añadió: Decid a Mishkoatl: es preciso que cuides de la mujer y de su hijo, pues ha llagado a la tierra la esencia del cielo, se ha manifestado el espíritu de gracia. Él quebrará y barrenará las espaldas de los montes. 3 A escuchar esta respuesta, Mishkoatl agradeció a los dioses y dio órdenes para que la joven fuera enviada a la casa de sus padres y se le atendiera allí hasta que diese a luz al niño. A continuación, anunció públicamente sus esponsales y reconoció a la criatura como a su propio hijo. 4 Pero esta noticia disgustó a sus hermanos, los príncipes Solton y Kuilton23, quienes ambicionaban el trono de Tula. De modo que ellos se confabularon para matar al rey y apoderarse de su hijo en cuanto naciese.
20 Mariposa de obsidiana, deidad de la encarnación y aspecto divino de Chimalma. Este es un mito mesiánico. Las piedras de colores representan a los cuatro rayos creativos de Ketsalkoatl, de los cuales Se Akatl es el cuarto rayo, de color blanco. 21 El jade era para los mesoamericanos símbolo de lo valioso, la vida y el espíritu. 22 El pez representa a Mishkoatl, también llamado Mimich Shiu’nel, pescador de la preciosa verdad. La anunciación del avatar por un pez aparece en otras tradiciones de la tierra. 23 Devorador y usurpador. Probablemente, no son personajes históricos, sino la representación de las fuerzas reactivas que querían impedir el suceso avatárico.
EL NACIMIENTO
A fin de cumplir con su propósito, los usurpadores contrataron a ciertos guerreros extranjeros a fin de que tendieran una emboscada al rey. Cierto día, mientras caminaba Mishkoatl por la orilla del mar, lo atacaron y mataron, y ocultaron su cadáver entre las arenas. Treinta y nueve años tenía cuando murió, no llegó a cumplir los cuarenta.24 2 Solton y Kuilton tomaron el poder de Tula y se comprometieron a ejercerlo hasta la mayoría de edad del heredero. Pero, al mismo tiempo, contrataron secretamente a ciertas mujeres que ejercían el oficio de parteras, para que asistiesen a Chimalma en su parto y mataran al niño. 3 Llegaron las parteras a la casa de Pochotitla e informaron a Chimalma: He aquí, han asesinado a tu esposo allá, en la costa, y nosotras hemos venido para asistirte en tu dolor. Al escuchar la noticia, se movió el niño dentro de ella y le llegaron dolores de parto. 4 Corrieron las parteras, prestamente le fue dispuesto un lecho. Pero Chimalma pidió que, a fin de dar a luz, la trasladaran a la caverna del pez agorero. Entonces la vistieron como reina, con sus adornos de turquesa, la sentaron en un asiento de concha de tortuga y en su mano colocaron la señal de la realeza. Así parió Chimalma: con todas sus insignias. 5 Mucho sufrió la embarazada, cuatro días luchó el niño en sus entrañas. Al fin, levantando la voz, gritó: ¡Levántate, sé enviado tú, niño nuevo, joya preciosa! ¡Acaba ya! Entonces parió a su hijo sobre un escudo y murió enseguida.
NIÑO DEL VIENTO
LAS parteras tomaron al niño y lo arrojaron sobre un maguey para que sus púas lo atravesaran. A la mañana siguiente regresaron para recobrar el cadáver, pero, he aquí, el niño estaba sano. En lugar de herirlo, el maguey había destilado su miel y lo había alimentado durante toda la noche.25 2 Entonces lo tiraron en un hormiguero, creyendo que así sería devorado. Regresaron por segunda vez, pero el niño seguía vivo; las hormigas lo habían acomodado sobre un lecho de flores y lo habían alimentado con masa de maíz.26 3 De nuevo lo arrojaron, esta vez en un manantial de agua. Y cuando la corriente lo arrastró lejos, se dijeron las parteras: ¡Ahora sí que murió ese demonio! Entonces regresaron a Tula para informar a los príncipes de lo ocurrido. 4 Pero el niño no murió; su cuerpo flotó sobre el agua y la corriente lo depositó
Este dato aparece recogido en el mapa del Códice Chimalpopoca, y explica por qué el nombre calendárico de Mishkoatl era Se Tekpatl, uno pedernal, ya que 39 es la cantidad de años que media entre esta fecha y la del natalicio de su hijo Se Akatl, uno caña. 25 El maguey representa a Mayawel, destiladora, la diosa de la embriaguez y la iniciación sacerdotal, madre mística de los avatares de Ketsalkoatl. 26 La hormiga es un nagual o alter ego de Ketsalkoatl, por su capacidad de abrir galerías bajo tierra, su laboriosidad y su vínculo con las semillas.
dulcemente sobre la arena27. Pasaba por ahí un leñador oriundo del pueblo de Yauhtepec, el cual subía hasta Michatla’ko para vender su mercancía. Viendo al infante, lo recogió y lo trajo al pueblo, donde lo mostró a los ancianos. 5 Cuando Sipaktonal fue informado por las parteras que su hija y su nieto habían muerto, le sobrecogió una gran pena. Pero, al ver al niño que llevaba el leñador, comprendió que se trataba del hijo de Chimalma. Entonces se arrojó al suelo y adoró a la diosa del lugar. A causa de su prodigiosa supervivencia, le puso al niño el nombre de E’ekapiltontli, hijo del espíritu; y habiendo nacido en un día Se Akatl, uno caña, ese fue su nombre calendárico. 6 Así refieren los viejos su nacimiento y así ocurrió. Pero en verdad no nació, sólo vino a regresar, sólo vino a manifestarse allí. De donde regresó, a dónde fue, nadie sabe a punto fijo, sólo Ipalnemowani, aquel por quien vivimos.
INFANCIA
EL niño fue criado bajo la tutela de sus abuelos. Creció rápidamente y era muy precoz y diestro en el manejo del arco. Por medio de flechas que él mismo se preparaba, cazaba conejos para comer. Cuando cumplió siete años de edad, sus abuelos le dieron como herencia las armas de su madre. 2 Con frecuencia, Se Akatl salía de su casa y se internaba en el monte, regresando al oscurecer. Sus abuelos le reprendían, pero él no respondía. En cierta ocasión les dijo: Padres míos, no os angustiéis. Voy de cacería por las cañadas y los cerros. Siempre llevo mi arco y mi flecha, la cual hizo para mí mi propia madre, y tiene ajustada una punta de piedra. No os inquietéis. 3 Le preguntaron qué hacía en la barranca. Él respondió: Voy a tumbar al divino de las astas, pues lo están esperando nuestras vidas. Voy a buscarlo, donde quiera que esté, sea en la quebrada, en la ladera o en el cerro. Voy a traeros esa carne, padres, yo os daré de comer.28 4 Pero sus abuelos no quisieron escucharlo y comenzaron de nuevo a reprenderle. Entonces Se Akatl tomó su arco, tiró una flecha hacia atrás y cayó un venado. Viendo esto, se asustaron los ancianos y se dijeron: En verdad, nada sabemos de este niño. En verdad, es hijo del aire, nunca hemos visto otro como él.
LOS HUESOS DE SU PADRE
TENÍA Se Akatl algún uso de razón, pues ya iba a cumplir los nueve años. Preguntó a sus abuelos: ¿Quién es mi padre, dónde puedo verle?
27 El manantial es otro emblema avatárico, ya que Ketsalkoatl es considerado hijo de Tlalok y Chalchiu’tlikue, dioses del agua 28 Esta es una promesa avatárica, ya que el venado era un emblema mesoamericano del mediador divino, equivalente del cordero de la tradición cristiana. 2 Le respondieron: Mira, hijo, él fue atacado por extranjeros y yace allá, en las arenas, donde le sepultaron. Otros han tomado su lugar y su reino. 3 Dijo: ¡Quisiera ver cómo era el rostro de mi padre! Entonces fue a la costa, buscó y cavó hasta encontrar los huesos. Luego de sacarlos, los llevó al cerro de Mishkoatl y los enterró allí.29 4 Sus abuelos estaban inquietos, pues comprendían que este proceder podría acarrearle una desgracia. Pero él les aseguró, diciendo: No temáis, soy yo, el Señor de las Transformaciones. Yo sé lo que tengo que hacer.